Los últimos versos del capítulo 16 cierran con un escenario amplio, en el que los contendientes ya no son Sansón y los filisteos, sino Yahvé y Dagón, el dios filisteo de los granos. La última batalla aún no se había escrito, ni se había dicho la última palabra, la derrota de Sansón aún aguardaba un evento sobrenatural, en el que Yahvé había de hacerse presente.
Leamos o escuchemos
http://www.biblegateway.com/passage/?search=Jueces+16%3A23-31&version=NVI
Capítulo 16, NVI
“23 Los jefes de los filisteos se reunieron para festejar y ofrecerle un gran sacrificio a Dagón, su dios, diciendo: «Nuestro dios ha entregado en nuestras manos a Sansón, nuestro enemigo.»
24 Cuando el pueblo lo vio, todos alabaron a su dios diciendo: «Nuestro dios ha entregado en nuestras manos a nuestro enemigo, al que asolaba nuestra tierra y multiplicaba nuestras víctimas.»
25 Cuando ya estaban muy alegres, gritaron: «¡Saquen a Sansón para que nos divierta!» Así que sacaron a Sansón de la cárcel, y él les sirvió de diversión.
Cuando lo pusieron de pie entre las columnas, 26 Sansón le dijo al muchacho que lo llevaba de la mano: «Ponme donde pueda tocar las columnas que sostienen el templo, para que me pueda apoyar en ellas.» 27 En ese momento el templo estaba lleno de hombres y mujeres; todos los jefes de los filisteos estaban allí, y en la parte alta había unos tres mil hombres y mujeres que se divertían a costa de Sansón. 28 Entonces Sansón oró al Señor: «Oh soberano Señor, acuérdate de mí. Oh Dios, te ruego que me fortalezcas sólo una vez más, y déjame de una vez por todas vengarme de los filisteos por haberme sacado los ojos.» 29 Luego Sansón palpó las dos columnas centrales que sostenían el templo y se apoyó contra ellas, la mano derecha sobre una y la izquierda sobre la otra. 30 Y gritó: «¡Muera yo junto con los filisteos!» Luego empujó con toda su fuerza, y el templo se vino abajo sobre los jefes y sobre toda la gente que estaba allí. Fueron muchos más los que Sansón mató al morir, que los que había matado mientras vivía.
31 Sus hermanos y toda la familia de su padre descendieron para recogerlo. Lo llevaron de regreso y lo sepultaron entre Zora y Estaol, en la tumba de su padre Manoa. Sansón había gobernado a Israel durante veinte años.”
Al leer el final del capítulo 16 tenemos la impresión de que hay dos historias entrelazadas: la de Sansón, como uno de los mas grandes y estrepitosos fracasos y la de Dios en contra de Dagón. El cronista no describe las luchas y pensamientos interiores del caudillo. Sólo su deseo de vengar su honor. Pero es posible imaginar lo que pensaba y sentía cuando se sabía reducido a un esclavo de molienda y usado como espectáculo en el templo de Dagón. Su derrota era para los filisteos la derrota de su Dios.
¿Qué esta en juego en nuestra vida cuando perdemos la santidad? ¿Qué está en juego cuando olvidamos el propósito de nuestra vocación? Mucho más que lo que se gana o se pierde en la dimensión personal. Siempre hay algo más, dependiendo de nuestro nivel de responsabilidad. Y al final, en el contexto de la misión de Dios, se trata de la manera en que nuestra historia personal encaja en la gran historia que Dios está escribiendo para la redención del mundo. Nuestras decisiones, nuestros fracasos, siempre impactan a otros. Cuando un matrimonio se disuelve, las consecuencias siempre se viven más allá de la propia pareja, los hijos sufren el hecho de ser hijos de divorciados; cuando un gobernante pierde el juicio, lo paga toda una nación, cuando un jugador de futbol juega sólo para sí mismo, lo paga todo el equipo. Cuando un siervo de Dios falla, el impacto puede ser en dimensión de eternidad. Por ello Jesús advirtió la gran responsabilidad que tenemos cuando hacemos que un pequeño en la fe caiga.
¿Qué es lo que hoy está en juego en tu vida? ¿En qué medida las debilidades de tu carácter están afectando a otros? La historia de Sansón muestra que el final de sus días, un rayo de esperanza alumbro la oscuridad de sus ojos: Dios escuchó su oración. Sansón clamó y Dios atendió su oración e intervino de una manera sobrenatural para acabar con la idea de que Dagón lo había derrotado al vencer a Sansón. El epitafio de Sansón nos deja una Lección: aunque sus fallas se habían multiplicado, cumplió como juez de Israel durante veinte años.
He aquí tres preguntas más para guiar tu meditación:
- ¿Qué te dice el texto acerca de ti mismo, cómo ves reflejada tu historia en esta historia?
- ¿Qué te dice el texto acerca de la lucha espiritual, de las estrategias del adversario?
- ¿Qué dice el texto acerca de los obstáculos que hay que enfrentar para ser discípulos de Jesús?